Imperio incaico o Inca: Fuentes históricas
Las fuentes históricas incaicas
Los ayllus y panacas tenían
cantares especiales mediante los cuales narraban su historia. Estos cantares se
ejecutaban en determinadas ceremonias frente al Inca. Estos relatos, a manera
de memoria colectiva, constituyen los primeros registros históricos recogidos
en las crónicas.
Otro recurso utilizado para
registrar la historia fueron unos mantos y tablas que contenían pinturas
representando pasajes heroicos. Estos documentos fueron guardados en un lugar
denominado Poquen Cancha. Se sabe que el Virrey Toledo envió
al rey Felipe II cuatro paños que ilustraban la vida de los incas
añadiendo con sus propias palabras que «los indios pintores no tenían la
curiosidad de los de allá».
Además, algunos hechos pasados
fueron almacenados en los quipus, aunque no se sabe cómo pudieron utilizar
estos sistemas de cordeles y nudos para almacenar hechos históricos existen
varias crónicas que describen que los quipus servían para evocar las hazañas de
los gobernantes.
En general, en el imperio incaico se
recordaban los hechos que les parecían importantes de recordar y no era
necesaria la precisión. Además, los gobernantes podían ordenar excluir
intencionalmente de los registros históricos algunos hechos que pudiesen
molestarles. María Rostworowski denomina a esta cualidad de la
historia incaica una «amnesia política» que era asumida por todo el vulgo pero
que era recordada por las panacas o ayllus afectados, siendo este un factor que
contribuyó a las futuras contradicciones en las crónicas europeas sobre los
incas.
Detalle de una galería de retratos de los soberanos incas que
fue publicada en 1744
en la obra Relación del Viaje a a la América Meridional
en la que Jorge Juan y Antonio de Ulloa
fueron sus autores.
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